Una fiesta en casa, amigos, música de fondo… y un buen juego de mesa. Una combinación infalible en la que la diversión está asegurada. Pero más allá de los clásicos como el Trivial [Chris Haney & Scott Abbott, 1981], el Monopoly [Elizabeth J. Magie, 1903] o el Parchís [creado en la India, hace siglos], existe un amplísimo universo de juegos que, desde hace sólo unos años, arrasan en nuestro país.

"En España siempre nos han gustado los juegos de mesa, pero ahora el mercado está subiendo como nunca", cuenta Jesús Torres, presidente del Tribunal [JdA] del Juego del Año, que desde 2005 premia anualmente al mejor y más original. ¿La razón? "Muchas familias y grupos de amigos se refugian en este tipo de ocio, porque aporta muchas horas de entretenimiento sin salir de casa y a un precio asequible". Como consecuencia, "las cifras de [produción] y ventas suben cada vez más". Tanto, que este sector "no ha conocido la crisis [a nivel global]", según Torres.

Cabría pensar que el desarrollo de los videojuegos arrinconaría a esta manera tradicional de pasar nuestros ratos de ocio. Pero lejos de ser así, ambas realidades conviven a la perfección. "De hecho, consolas como la Wii imitan el aspecto social de los juegos de [mesa], en los que lo importante no es tanto a qué se juega sino con quién se juega. Se trata de compartir", explica Torres.

Alemania, la meca

Los países de nuestro entorno cuentan con una tradición muy arraigada en este mercado. Alemania, que produce entre 400 y 500 nuevos juegos de mesa cada año, es la auténtica meca del negocio. "Allí, estos juegos comenzaron a aparecer en los ochenta. Sin embargo, a España no han llegado hasta hace sólo [siete u ocho] años", cuenta Torres.

Si bien el público al que tradicionalmente se dirigía este mercado era el infantil, hoy en día el panorama ha cambiado radicalmente, y la media de edad se sitúa entre los veninte y los [treintaytantos] años.

"Desde que me independicé, cada vez salgo menos y vienen más amigos a casa", cuenta Luis, un madrileño cercano a la treintena. "Los juegos de mesa son el complemento perfecto a unas copas. Mucho mejor que salir a un bar, definitivamente".

Cuatro propuestas

Bang! [de Emiliano Sciarra]. El Sheriff, el Renegado, los Alguaciles y los Bandidos se enfrentan en este divertido juego de estrategia en el que gana el que mejor sepa jugar sus cartas.

[Los colonos de Catán de Klaus Teuber]. Todo un fenómeno mundial. Los jugadores de Catan deben reunir estrategia, astucia y capacidad de negociación para conquistar una isla rica en recursos naturales.

[La foto en la edición impresa corresponde a la edición antigua del juego llamada Los descubridores de Catán]

Carcassonne [de Klaus-Jürgen Wrede]. Ambientado en la ciudad francesa del mismo nombre, es un juego de estrategia en el que los jugadores compiten por hacerse con los mejores lugares del mapa.

 

Dixit [de Jean-Louis Roubira]. Ganador del Premio Juego del Año JdA 2009, Dixit es un sencillo juego en el que los participantes deben usar su intuición para coincidir en un concepto, en base a unas vistosas cartas ilustradas por Marie Cardouat.

 

Las cualidades de un buen juego

Según Jesús Torres, presidente del Tribunal de Juego del Año, todo buen juego de mesa que se precie debe contar, al menos, con tres elementos indispensables. En primer lugar, su duración debe ser determinada y estar dentro de lo razonable. "[Ya sea una, dos o tres horas] como mucho", sostiene Torres. Sus reglas deben ser sencillas, pero al mismo tiempo deben dar lugar a la estrategia y suponer "un reto intelectual" para los jugadores. Además, es preferible que no haya eliminación, para que nadie quede excluido. Al fin y al cabo, lo importante es disfrutar.

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