La asociación alemana de autores de juegos de mesa plantea soluciones.
El sector de los juegos de mesa ha sido históricamente muy limpio y claro en Alemania en las últimas décadas. Las relaciones entre editoriales y personas autoras eran por lo general cercanas y amigables. En países con menos desarrollo cultural de los juegos, las prácticas editoriales podían ser más reprobables, con nuestros tradicionales flagios por ejemplo a finales de siglo XX. Pero salvo contadas excepciones, el progreso va acabando con esas prácticas del pasado.
En la actualidad surgen otros problemas, sobre todo con el crecimiento del mercado global de juegos, que atrae a empresas con ansias de negocio pero menos cariño por los juegos y quienes los crean.
SAZ, la Asociación de Autores de Juegos en Alemania (SAZ), la primera y más importante del mundo, ha presentado un documento que analiza las más frecuentes prácticas poco transparentes y cuestionables a la hora de calcular los derechos de autor. Además se esbozan alternativas que solucionen estas situaciones, con sustentación jurídica (aplicable en Alemania).
La práctica más común es que las personas autoras recibas una remuneración basada en las ventas de sus juegos en forma de un porcentaje acordado sobre la ganancia neta de la editorial. En la venta de libros la situación es parecida, pero mejor para las personas escritoras al basarse su ganancia en el precio de venta al público (que es mayor).
Pero además hay una serie de conceptos que muchas editoriales de juegos, especialmente de tamaño mediano y grande, deducen de las ventas netas facturadas. Por ejemplo, se deducen primas anuales y subvenciones de costes publicitarios, costes prorrateados de publicidad, seguros, costes de transporte y embalaje, e incluso un nebuloso "costes similares" cuyo significado no se especifica. Sea como sea, son costes que debe soportar la editorial. También se da el frecuente caso de que aunque no existan intermediarios, por ejemplo cuando una editorial vende directamente al público (en ferias o plataformas on-line), el beneficio para la persona autora se sigue calculando sobre el supuesto precio al distribuidor (que no existe en este caso).
Según el muestreo realizado por SAZ, todo esto perjudica a las personas creadoras de juegos en un 80% respecto si su obra fuese un libro, Según SAZ, así "ya no se puede hablar de remuneración adecuada".
Enlazamos el informe de SAZ (en inglés): Definition of the calculation basis for license fees1 to game authors in publishing contracts.
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El cálculo tradicional de los cánones basado en las ventas netas a los minoristas debe basarse únicamente en el importe facturado. Únicamente pueden ser válidas las rebajas claramente definidas y verificables, descuentos, etc., que afecten directamente al producto y estén definidos y tenidos en cuenta en el contrato con los autores del juego. Dichas deducciones deben mostrarse de forma transparente. Todos los autores de juegos deberían insistir en este aspecto tanto en los contratos existentes como en los nuevos contratos. ¡Esto ya no puede ser una caja negra!
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Respecto a las alternativas como vía de solución, por pone SAZ:
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La solución más transparente para el negocio de los juegos (ya que no hay precios fijos como en el comercio de libros) sería utilizar la lista de precios al por menor de las editoriales como base para calcular el precio de venta y en consecuencia los derechos de licencia. Esta solución sería justa y técnicamente sencilla de aplicar.
Por lo tanto, en interés de los autores de juegos a los que representamos, consideramos importante y necesario iniciar este debate en el seno de la Comisión Europea y necesario iniciar este debate en aras de una remuneración justa y adecuada.
A la mencionada práctica de las editoriales de libros de utilizar el precio de venta al público recomendado (PVP) como base de cálculo, otra alternativa consistiría en unas tasas fijas o mínimas garantizadas por juego vendido. Sin embargo, esto requiere transparencia en la fijación de precios por parte del editor, así como cláusulas de aumento automático y controlable en caso de incremento de los precios. Esta
También podría ser una solución para las ventas de ediciones en el extranjero, a fin de evitar pérdidas considerables en derechos de licencias.
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Asuntos importantes, por la pervivencia de nuestro sector económico y cultural.
¡Nos jugamos!